Abajo trascribo el texto de lo referido a las inundaciones.
GRITO DE LA PODEROSA:
AAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!
(grito)
AAAAACCCCÁAAAACCCÁ
TRANSMITE DESDE EL CORAZÓN DE LAS VILLAS (...)
Inundados de bronca,
empapados de impotencia y ahogados por la perversión, volvemos a buscar aire
interrumpiendo esta transmisión para vomitar los sedantes emotivos que nos
dieron a inyectar los que perdieron la vergüenza pero no perdieron ningún
familiar.
Digan lo que digan,
por más música y efectos que le pongan a sus conmovedores informes sobre la
solidad descomunal para no hablar de la injusticia social, nosotros vamos a
volver al punto de partida, porque no hay beneficencia que pueda saldar una
vida perdida.
Por eso, aunque
titulen con pérdidas económicas, o nos hablen de catástrofes meteorológicas,
gritamos y volvemos a gritar sin politiquería ni diplomacia protocolar: ¡QUE SE
VAYAN A CAGAR!
Desde la Poderosa
también reaccionamos juntando cosas, cepillando pisos y compartiendo guisos.
Pero de ningún modo nos sentimos compensados por esa gesta de hermandad donde
los cínicos se enjuagan sus culpas y los culpables nos venden su cinismo como
amistad.
Gobernados por una
gestión careta lloramos la muerte de Villa Mitre mientras Macri bajaba de su
avión con una raqueta.
Y a esa altura, aunque
los canales oficiales lo intentaban omitir, el agua de La Plata empezaba a
subir, pero el intendente Bruera no lo pudo advertir porque estaba vacacionando
en Brasil.
Horas después llegó Scioli
para no decir nada como cada vez que habla.
Y hasta llegó la Presidenta de la Nación para poner el cuerpo donde hace agua su gestión.
Porque nosotros
defendimos la Ley de Medios, la Asignación por Hijos, y muchas otras medidas
que aplaudimos de pie, pero la infraestructura de nuestros barrios está igual
que en el 2003.
Macri mata, Scioli
también. Son la misma mierda aunque se vistan de traje y huelan tan bien.
Según Susana “el que
mata tiene que morir”. Nosotros no estamos de acuerdo, ni siquiera los mandamos
a reprimir, simplemente pedimos JUSTICIA.
Que se subyuguen a su
suerte!
¡JUICIO POLÍTICO A LOS
RESPONSABLE DE TANTA MUERTE!
Porque este pueblo
solidario también podría presentarse como un pueblo revolucionario que no se
vende ni se vence, que no les manda la metropolitana y ni los tortura con la
bonaerense, pero que tampoco se deja humillar por ese aparato político y
mediático que nos quiere ciegos o tuertos para que miremos esos camiones de
donaciones mientras se llevan los camiones de muertos.
¿Saben cuando tiempo
hace que nos faltan colchones en las villas? ¿ Dónde estaba entonces este reino
de maravillas?
¿Se acuerdan cuando
cortábamos las calles para denunciar? ¿y de cómo nos acallaban con su caos
vehicular? ¿No recuerdan cómo gritábamos para que vinieran a recolectar la
basura? ¿Cuando cambió el manual del movilero caradura?
Sin cloacas seguiremos
a la deriva? o no saben que acá cuando no llueve se nos inunda de abajo hacia
arriba. Nos toman para la comedia. ¿O de verdad piensan que no tienen relación
la des-inversión y la tragedia?
¿Hace falta una ciudad
desbastada para que el mundo vea a los que no tenemos nada?
Pues ahora que
discuten la precariedad, que filman a los pibes descalzos, que los pobres somos
buenos, los noticieros no son malos, que los funcionarios pisan los charcos, y
que los camiones se llenan de alimentos no perecederos, aprovechamos estos
momentos de masiva sensibilidad para interpelar al orgullo manifiesto por esta
ráfaga de bondad. ¿Cuánto tiempo pasará para que los "humildes dignos de
misericordia" volvamos a ser los "piqueteros de la discordia" por reclamar el
respeto y la urbanización, que no llegan con ninguna donación porque la
maquinaria solidaria de la Argentina suele activarse con el llamado de la
muerte, la única que jamás nos discrimina? Y vale un montón esa reacción en la
desesperación, esa que a todos nos resulta emotiva, pero alguna vez habrá que
plantearse una maquinaria preventiva.
Pues recién entonces,
cuando no haga falta una tragedia para activar la patria sensiblera, tal vez
podamos cargar una camioneta entera de solidaridad no perecedera.